jueves, 5 de mayo de 2011

Teresa Carrillo de Albornoz. Señora de Paredes en la tierra de Huete.


García de Petrel había poblado Buendía hacia 1300, convirtiéndola en guarida de bandoleros hasta que el rey Alfonso XI tomó la fortaleza y condenó a muerte cruel a su señor

Las villas de Buendía y Azañón fueron entregadas por Enrique III a Lope Vázquez de Acuña en 1397, como reconocimiento a su apoyo militar en la lucha contra los musulmanes en Setenel, Ronda y Antequera. Desde entonces, Buendía y su tierra fueron el principal dominio señorial de la Casa de Acuña en el obispado de Cuenca. El título de condado fue concedido por el infante Alfonso, hermano de la que seña reina Isabel, en 1465 y debió ser ratificado por don Fernando y doña Isabel diez años después, Arévalo, 8 junio 1465. Aunque Enrique III hizo merced a Lope Vázquez de Acuña de las villas de Buendía y Azañón en Don Jimeno, aldea de Arévalo, el 5 de noviembre de 1397, el privilegio rodado le fue entregado posteriormente en las Cortes de Alcalá.


El mayorazgo de Buendía y Azañón
El mayorazgo de Buendía fue constituido por Lope Vázquez de Acuña y su mujer Teresa Carrillo de Albornoz para su hijo primogénito, Pedro de Acuña de Albornoz, gracias a la facultad regia otorgada en 1446.  Berlanga, 10 junio 1446. Los mayorazgos de las villas de Buendía y Paredes, tierra de Huete, estaban incluidos en el documento testamentario de sus titulares, fechado en Portilla, el 3 de agosto de 1446. El mayorazgo incluía la donación de tierras, vasallos, villas, lugares y otros heredamientos pertenecientes al patrimonio del linaje En él quedó incluida la villa de Buendía —que partía términos con la ciudad de Huete y la orden de San Juan— con su tierra y vasallos, pechos, derechos, rentas y términos, prados, pastos, y jurisdicción y justicia civil y criminal alta y baja y mero mixto imperio, y con todas las otras cosas pertenecientes al señorío de la villa. Asimismo, unas casas que estaban en Buendía junto a las casas que decían de Lope Sánchez, con la cueva y vasijas, y la parte que les pertenecía de las casas y heredades de Javalera y Portal Rubio en Cuenca y de Monforte en Palencia.

A su vez, Teresa Carrillo de Albornoz, por licencia del rey y con el consentimiento de su marido, estableció mayorazgo en su hijo Pedro de Acuña de Albornoz, de su villa de Paredes —que partía término con Huete y Uclés—, así como sus casas y heredades de Huelves y Valdejudíos—despoblado de Carrascosa del Campo en la jurisdicción de Huete— y las casas que habían comprado en la propia Paredes.

Teresa Carrillo también hizo mayorazgo de las villas, lugares, bienes y casas que pertenecieron a Diego, Garci, Álvarez de Albornoz, después a su hijo Alvar García de Albornoz —su abuelo—, luego a su hijo Micer Gómez de Albornoz —hermano de su madre—, más tarde a su hijo Juan de Albornoz —su primo— y finalmente a su hija doña María de Albornoz —su sobrina—, mujer que fue de Enrique de Villena, todos difuntos que Dios aya.

Las villas eran Moya, Utiel, Torralba, Beteta con sus alquerías, la casa de Ribagorda y el lugar y heredamiento de Albornoz, y los heredamientos y bienes de Moya y Utiel, con todas las cosas que la pertenecían y debían. En la ciudad de Cuenca, una torre con sus casas en el Alcaecería fondón de la Zapatería a la Puerta Ferrada mercadas a Fernán Manuel. Todo ello para que lo tuviera su hijo Pedro de Acuña de Albornoz.

Además del mayorazgo principal de Buendía, Lope Vázquez de Acuña y Teresa Carrillo instituyeron, con el consentimiento de sus hijos, un segundo mayorazgo para Lope de Acuña de la villa de Azañón —que partía término con Cuenca, con Pedro Núñez de Prado y con la orden de Santa María de Onila. Asimismo, Teresa Carrillo otorgaba a Lope de Acuña la mitad del lugar de Valtablado del Río —en el obispado de Cuenca, ahora Guadalajara—, que compartía con su sobrino Luís de la Cerda.

Las casas en las que Lope Vázquez de Acuña y Teresa Carrillo vivían en Cuenca, que llaman del Cardenal, con todas las otras cosas que tenemos a censo del deán y cabildo de la iglesia de Cuenca, en la parroquia de San Pedro quedaban para Pedro de Acuña de Albornoz si hiciera su asentamiento y vivienda en la dicha ciudad o su obispado. Y si así ocurriera, que diera otras casas en Cuenca a su hermano Lope de Acuña para que honradamente pueda vivir e morar. Y si no, que las tuviera Lope.

Sobre el patrimonio situado fuera del obispado de Cuenca, Teresa Carrillo mandaba a su nieto Alfonso Silva las casas que tenía en el obispado de Sigüenza, en Medinaceli —que es de ella y de su sobrino Luis de la Cerda, la casa de Anguita, de Alfaranueva, de Miño —con la parte que me corresponde de la fortaleza— y de Huerta Pelayo en Guadalajara, en cumplimiento de lo que fue mandado en el casamiento de su hija Leonor. Asimismo, lo que fue dado como descuento de dicho enlace matrimonial la casa y los molinos de Trillo en Guadalajara y 10.000 maravedíes de juro de heredad sin el ajuar. Lope Vázquez legó a Alfonso de Silva 5.000 maravedíes de los que poseía de por vida por el rey.

Teresa Carrillo concedía a sus nietos Alfonso Carrillo y Leonor, hijos de Gómez Carrillo, el lugar de Portilla en la serranía de Cuenca con sus tierras, vasallos, señorío y jurisdicción. Y también las casas y heredamientos que tenía en término y jurisdicción de la ciudad de Cuenca: la casa de Miguel López con su señorío, jurisdición, rentas, pechos y derechos según le pertenecían a ella, que estaba cerca del lugar de Portilla; las casas y herededades que estaban en Sotoca, Villarejo del Espartal, Pajares, Albengonzar —con sus dehesas del monte y del río—, Cañaveras de Cuenca y Buenache de Alarcón. También heredarían Alfonso Carrillo y Leonor las casas y heredades que poseía en Arcos de la Sierra, Cabrejas y Albalate, aldeas de Cuenca, y 6.000 mrs. de los que tenía Lope Vázquez de por vida por el rey.

GÓMEZ CARRILLO. Hijo de Lope Vázquez de Acuña, I señor de Buendía, y de Teresa Carrillo de Albornoz, señora de Paredes.
Señor de Jadraque, Camarero Mayor del Rey. Casó el 8-VIII-1434 con MARÍA DE CASTILLA, señora de Mandayona y Miedes en las tierras de Atienza, Guadalajara. Hija del infante Diego de Castilla y de Isabel de Salazar; nieta del Rey Pedro I Castilla y de Isabel de Sandoval. Padres de:
Leonor Carrillo de Albornoz, casó con Álvaro de Mendoza, hijo del II duque del Infantado. Y de Alonso Carrillo de Albornoz, CARRILLO DE ACUÑA. Señor de Jadraque, Maqueda, Mandayona, Portilla, El Cid, El Corlo y Caracena, Alcalde Mayor de Toledo, Guarda Mayor de los Reyes Católicos. Fundó el Mayorazgo de Pinto bajo licencia del Rey Católico dada el 20-III-1479 en Cáceres. Sepultado en la Capilla Mayor del Monasterio de la Sisla, Toledo. Casó con LEONOR DE TOLEDO, V señora de Pinto; hija de Pedro Suárez de Toledo, IV señor de Pinto, y de Juana de Toledo. Con sucesión los señores de Pinto y Caracena.
Alonso Carrillo, obispo de Sigüenza y electo de la iglesia de Toledo, hijo de Teresa Carrillo, conseguía todos los ganados lanares y cabríos que tenían los señores de Buendía. Y como a él se le había dado más que a ninguno de los otros nuestros fijos, se contentara. Además, mandaba al obispo de Sigüenza las casas que doña Teresa tenía en la ciudad de Murcia, con todas las heredades, censos y rentas que tengo en su reino.

Para su nieta Teresa de Acuña, hija de Pedro de Acuña, Doña Teresa dejaba los 3.333 maravedíes. y dos cornados que tenía de juro de heredad en cada año del rey, que estaban situados en la renta de las alcabalas de los paños de la ciudad de Cuenca, heredados de su padre Gómez Carrillo, que Dios dé Santo Paraíso. Y si su nieta muriera sin hijos, lo que Dios no quiera, los heredara su padre Pedro de Acuña.

De las prescripciones testamentarias de su padre Gómez Carrillo doña Teresa hizo que se guardara y cumpliera que las rentas que tenía de la dehesa del Cabrón quedaran perpetuamente para pagar el censo de las casas que tenía del deán y del cabildo, y lo que rindiese de más la dehesa se utilizara para pagar el censo de las casas del Cardenal, que pertenecían ahora a ella. También recordó que su padre había mandado 5.000 maravedíes que tenía en la renta de las alcabalas de los paños de Cuenca para que se cantasen tres capellanías perpetuas. Que se cumpliera y fueran pagadas de los 5.000 maravedíes de juro de heredad.

Entre los bienes había monedas de oro, plata, blancas, plata quebrada y labrada, joyas de oro y de aljofar-perlas de poco valor-, paños de ras y de seda, además de las joyas y ornamentos de casa. Finalmente, los señores de Buendía estipulaban que a Pedro de Acuña le establecieran la mejoría de la tercera parte y la manda del quinto.


Paredes, finales de agosto de 2013

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